Páginas que nos ransportan a mundos desconocidos. Atrévete a explorar

6 jun 2017

CAE EL SOL


Vuelve, 
otra vez.
Cae el sol,
así dice la canción.
Me arrodillo,
la bendigo,
le doy mi oración,
se agita en descontrol, la razón.
Cae el sol,
y llega ella,
fabulosa
radiante, en su oscuridad
la única capaz de bailar sin cansarse
por toda la eternidad.
Cae el sol,
cae, tan lento
cae, para dar vida
cae, el ciclo ya nació.
La noche
La noche está
La noche está aquí
La noche está aquí después
La noche está aquí después que
La noche está aquí después que cae
                                                                  ¡¿Qué cae?!
                                                                       El Sol
Entonces...
                                              Suenan todas las campanas de bienvenida.
                                    Suenan acordes de guitarras poseídas por el desenfreno.
                              El Sol ya no es más el dueño,
                           Ella ha llegado al fin,
                        Mi cuerpo vibra,
                     Se conecta,
                  Se toma la poción mágica, la que me separa,
              Poción para el alma que sale libre a caminar,
          Por las calles que la noche me viene a prestar.

¡Ay, cae el sol!
¡Ay, la noche saluda contenta!
Amo la dulzura y buena intención del día,
Más la noche, 
imperfecta, impredecible, infinita
Sin reproche,
me sumerge hasta la vida misma.


P. D.: Volví a mi blog, de curiosa, y simplemente la decisión de volver a usarlo afloró. Y ¿Por qué no? 


          
                           

4 dic 2012

Hoy: El destiempo


Todo llega, dicen.... y es verdad, el problema no es si llega, sino cuando llega.
Aveces las cosas llegan cuando ya es tarde; otras veces, lo que esperas llega antes, cuando no estas listo.
Todo tiene su momento, antes o después de ese momento, nada próspera.
El destiempo son dos calles que nunca se cruzan.
El destiempo es llegar cuando la fiesta termino.
El destiempo no es solo que algo te llegue tarde, es también llegar tarde a eso. Es no tocar a tiempo la nota justa.
El destiempo es perder el tren.
El destiempo es como una fruta verde, amarga.
5 segundos antes, puede ser el momento ideal; 5 segundos después... el peor momento.
El destiempo es un desencuentro, es sabiduría que llega cuando ya no la necesitas.
El destiempo es una tarde fría en verano, es lo opuesto al lugar y la hora indicada.
El destiempo es una discusión entre solos.
El destiempo es una ironía.




19 oct 2012

Otra vez... ¡Una mañana!

Dan las cinco de la mañana y mi cuerpo – no se si por impulso propio o por aquel incansable chirrido del despertador – decide que ha llegado el momento de levantarse. A oscuras, entre movimientos lentos y aún adormilados, mis pies buscan las acolchonadas piezas de calzado que, en mañanas tan frías como la de hoy, son imprescindibles. Las primeras sensaciones del día no son buenas, pero finalmente me resigno al comienzo de la rutina diaria. Todo va en orden, primero el castigo, luego el desfile, más tarde el empacho y por último la carrera. Segundos, minutos, han pasado ya desde que dieron las 5. Decido que ya es tiempo de enfrentarse al ‘castigo, como suelo llamarlo yo, de la mañana’. Un chorro de agua roza mi piel. Un grito ahogado emite mi boca. “¡Vaya!, sí que está helada.” me digo a mi misma. El agua invernal, una vez más, hizo de las suyas. Poco a poco, sin embargo y como ya es costumbre, mi cuerpo la acepta y se entrega con extraño placer. Como es de esperarse la hora no se detiene. “Cinco y treinta”, me recuerda mi reloj que aparece sentado encima del colchón; y, la ropa en el placar insiste en que comience la elección matutina. El show de moda frente al espejo no dura mucho; una que otra revisión y ‘¡voilà!’ lista para seguir con la rutina. Mis pasos se dejan escuchar en una nueva habitación. “Que aburrido es prepararse el desayuno” piensa, día tras día, mi mente; aunque dicen que una buena alimentación ayuda al buen rendimiento académico… En fin, con movimientos ya más ágiles, mis manos se adentran en un pequeño mundo culinario, del que se puede ser espectador de tres importantes momentos: El burbujeante sonido de la olla cociendo la blanca y cremosa avena; los filudos dientes del cuchillo partiendo el pan a la mitad, y la muerte de las frutas bañadas en leche por parte de una licuadora tosca y ruidosa. Termina la función y comienza la acción. Mordiscos violentos y sorbos apurados. Mis ojos no miran lo que con tanto esfuerzo preparé, solo osan seguir paso a paso la ruta imparable de las manecillas de un viejo reloj de pared. 6 y 30 de la mañana. Una batalla de comida recién se esta iniciando en mi estomago. Éste me pide a gritos un descanso; pero no hay tiempo, nunca lo hay. Hago oídos sordos a esos gruñidos de incomodidad. Tomo una gran bocanada de aire y mi cuerpo empieza a acelerar su ritmo. Cuadernos, bolígrafos, monedas, todo lo que está esparcido sobre mi mesa va a parar a una maleta, mochila u bolsa, que dependiendo el día, uso. El desenlace de la obra comenzó. Una rutina matutina más llega a su fin. Movilizada por fuerzas sobrenaturales; cual gacela corriendo lejos de su cazador, mis pies tan ligeros y tan veloces comienzan una carrera hacía aquella caja con ruedas saturada de pasajeros llamada bus. Una frenada brusca, un salto mortal y finalmente logro ser parte de la aglomeración humana que es transportada en el carro. 7 en punto de la mañana. Con un brazo aferrado a una fría baranda de metal, un par de audífonos adheridos a mis orejas y un rostro extenuado, comienzo el viaje rumbo a lo que muchos llaman ‘el segundo hogar’.

9 abr 2012

Otra vez... ¡Auch!


"Cuando el motor viene fallado de arranque, ya no hay nada que hacer"… Alguna vez, no hace mucho tiempo, escuche esta frase en una novela argentina, una de mis favoritas, por cierto. Al inicio, no entendía lo que significaba pero poco a poco comencé a asimilar su verdadero contenido. ¿Cuál era?, ¿Cuál es ese?, el significado, quiero decir. Algo no anda bien.
Así pues comienza. A ella le pasan cosas, cosas que no pensaba sentir, cosas que la asustan, la inquietan, la confunden... A ella, que soy yo, yo y nadie más que yo.
Todo comenzó una tarde de octubre, un año atrás... Tan distraída y en mi mundo había  estado yo, que recién aquel día noté, por vez primera, su presencia . Era día de reuniones. En la universidad inauguraban una nueva sala, más bien dicho, un set de TV, por lo que alumnos de la facultad y, por supuesto, los responsables, acudieron al evento. Junto a mi amiga, yo estaba allí, mirando, molestando, riéndome de cuantas cosas decían. Mas unos minutos mas tarde sentí una mirada sobre mi... no se si hice bien hasta hoy, pero voltee. Un amigo mio me estaba saludando y a su lado estaba él. No entiendo que pasó, pero por primera vez sentí ese cosquilleo en la panza del cual he escuchado hablar siempre. Sin embargo, el timbre de mis clases había sonado, di media vuelta y me fui.
Pasaron así unos días. Yo había olvidado el momento aquel. No porque sintiera que era vago y sin importancia, más entendía que había activado algo en mí después que pasó, y no me atrevía a investigar. Además, mi mente aún era ocupada por un inquilino que rehusaba irse. Al pasar unos días, comenzaron conversaciones sobre él. Una compañera estaba llevando cursos con él y alabó su gran fluidez al exponer su tema en el curso de Periodismo de Investigación. De la nada, poco a poco, apareció más información sobre él, sin que fuese yo la que buscara. Otro amigo me contó que tras mi partida, él había preguntado por mí. Mi mente de niña soñadora, y mi corazón que había estado herido por casi un año, me llevaron a iniciar un sueño, más preciso sería decir una ilusión peligrosa, que dejé que me dañara. Expuesta, sin armadura y por voluntad propia. Así comenzó.
Por coincidencias de la vida o algún truco de un duende travieso y malvado, iniciaron a la vez, las miradas, los cruces por los pasillos, o la fotocopiadora, o hasta en la salida. Me cruzaba con él, que ya era muy extraño el no saludarnos. Fue entonces que nos presentaron. Confieso que aún luego de saber su nombre, cuando lo veía, sin amigos al rededor, no podía saludarlo. Así pasó un buen tiempo, hasta que de una manera extraña y artística el se enteró que yo gustaba de el. Como dicen, "Las imágenes -en este caso un dibujo- comunican más que las palabras". Desde ese día nuestro nivel de conversación se elevó. Un curso que decidimos adelantar en la facultad, nos unió más. Pasó de un simple "Hola." a tardes enteras de papeles, bolígrafos, cartas de póquer y café. Un tiempo más y era la ilusión hecha realidad. Ilusión peligrosa. Me río. Bueno, el incremento del porcentaje de diálogos no permitió, sin embargo, que entendiera a ese chico de mirada acaramelada y porte gallardo. ¡Ay! Habían esos días en los que me saludaba con una sonrisa coqueta, otros en los que colocaba un brazo alrededor de mis hombros nerviosos; días en los que nuestras manos jugaban a estar juntas en una misma sintonía que nuestros labios. Pero luego, ¡ah!, luego llegaban esos días en los que el bus era testigo de las pocas palabras que conmigo intercambiaba, o simplemente, de aquellos en los que me ignoraba por completo.
Y así cada día yo me confundía más. Más, más, mucho más. Ilusión peligrosa, pues no la descartaba. Ilusión terca, que dibujaba ficciones reales sólo en mi mente. No lo culpo a él. No me culpo a mi. Me dolió, creo que le dolió lo que le dije. No sé. No, en verdad. Si culpo, empero, que quisiera tenerme a su lado sólo por el placer de sentirse más valioso. Culpo sus caricias inconstantes que duraban el tiempo que se toma un parpadeo, Culpo su coquetería infinita entre cómics y libros al azar. Sabía desde el instante que lo vi, que abrir mi persiana a sus rayos de sol caído era una crueldad innecesaria. Lo hice. La abrí. Y lo dejé pasar. No me dolió solo la indiferencia de ciertos días grises. Claro, un gurú del amor me hubiera dicho: "Pero, habladlo con él. Seguro que luego de un dialogo tranquilo y honesto, volverá a tratarte como mereces". No me dolió que dijera de mi, frases irrepetibles; ¡Oh, ni mucho menos me dolió que haya sido la presa perfecta para una apuesta! No, es decir, ¿tendría que?
El motor vino fallado de arranque. El falso espejo que reflejaba un momento único no era más que una vieja pared sin color. Ilusión peligrosa. Me rio. Otra vez aprendo que la persiana ya no se abrirá, de ahora en adelante, en paraísos fraudulentos. Otra vez... dolió.

4 mar 2012

Hola, mi nombre es...


Cuando yo era chica me encerre en una burbuja, una de la cual me negaba a salir, no quería o no podía...en fin, tal vez era mejor así; sufría menos, vivía solo pensando en mariposas de colores y nubes de algodón. Sin embargo, todos crecemos, vamos "madurando" -como muchos dicen- y decidí en uno de esos momentos que era hora de enfrentarse al mundo,a la inhumana y cruel realidad en la que vivo ( y creo no equivocarme si digo, en la que todos vivimos).
Pues bien así fue, salí, vi como era todo allá afuera; en un inicio no me afecto, sentía que todo estaba bien e incluso pensaba que eran unos tontos los que decían que la vida era dura, bla bla bla... No imagine lo equivocada que estaba.
Tenía una vida regularmente feliz, no me quejaba; con 13 años hacía todo -lo que una puber de 13 puede hacer- bien, una excelente alumna en el colegio, responsable y sobretodo, obediente... No hacía jamás algo que mis padres no me dejaran.
Aún así, ellos parecían no estar satisfechos conmigo; eso me obligaba a querer ser perfecta pues quería que ellos estuvieran contentos, sólo eso. Pero, aún esforzandome, ellos no se daban cuenta, a veces ni siquieran me veian... como que no existía; existía solo cuando estaba enferma, luego era solo una mujericta más viviendo en su hogar.
Comenze a darme cuenta que en mi antiguo mundo las cosas, absolutamente, no eran así. Lamentablemnte, esto era sólo el inicio. Mis padres -al menos desde que tengo recuerdos- siempre han tenido problemas. Y no me refiero a típicos problemas de pareja; su problema número uno es que ellos no se entienden, no se quieren, y en realidad no tengo ni la más minima idea que hacen juntos. Y crecí así, con ellos, en un ambiente de frialdad, de indiferencia... nunca, vi una sola caricia entre ellos, no exagero, es verdad. En mi mundo antiguo, las cosas no eran así.
Me di cuenta que las cosas no marchaban bien; y cuando pense que nada podía empeorar, mi querida hermana cayó enferma de un mal que hasta ahora no alncaza cura alguna, una enfermedad psicológica... Mi vida que aún tenia color, se torno gris en todo sentido. Mi relación con mi hermana se rompió para siempre, ella me odiaba (el tiempo nunca me hizo entender por qué); mis padres se peleaban más seguido, pasandose la batuta de la culpa sin enfrentar nada; mis otros dos hermanos se fueron de casa, no aguantaron y solo tomaron sus maletas y emprendieron su propio rumbo. Si yo hubiera sido mayor, y hubiera tendio el coraje habría hecho lo mismo; pero así no era yo en esa epoca, no quería o no podía...
Mi hogar ya no era hogar; mi padre frente a tanto estres y tristeza no supo como reaccionar más que con violencia; mi madre no reaccionaba, tanto era el miedo que tal vez tenia que solo agachaba la cabeza y se comía uno a uno los insultos y maltratos de mi padre. Pero, debo reconocer que la que mas sufrió fue mi hermana; mi padre estaba tan cegado por la violencia y tan deseperado por el problema que la aquejaba, que solo le impartía golpes, de esos que duelen más cuando viene de alguién que quieres.
Sólo imaginense ese escenario. Y ¿yo?, ¿dónde estaba cuando todo esto pasaba?, fácil pregunta para responder: Yo era la chica tras la ventana que miraba como todos se maltrataban, sin poder decir nada, tragandome todo ese dolor de ver como una familia -que alguna vez en mi mundo, era feliz- estaba destruida.
Ese dolor horrible no lo podía sacar; y cada vez que intentaba hablar con ellos -mis padres-, no me escuchaban; no se sí lo hacían por ocultar tal crisis o por que no les intersaba lo que yo sentía o tenía para decir.
Es entonces que cargada de no solo dolor, sino también resentimiento, decidí que iba a vengarme de lo que ellos estaban haciendome... no pensé, solo actúe. Y lo que acontinuación decidí hacer, no solo dañó a mi familia entera; fui yo la principal afectada de semejante acción...
(Continuará...)